Helsinki VS Berlin

Hace un tiempo comparé dos momentos importantes de mi vida. Ambos fueron parte de becas universitarias pero ambas me llevaron a lugares distintos. La Erasmus a Joensuu, Finlandia. La Leonardo a Berlín, lugar en el que me quedé. La comparación entre las becas y los lugares a los que fui está en el post Beca Erasmus VS Beca Leonardo (y su segunda parte).

Berlin: el Dom

Helsinki y Berlin

Aquí en Berlín he hablado algunas veces con las chicas de Nordic By Nature, que llevan el tema de promoción de grupos nórdicos y/o escandinavos en Berlín, y me han invitado a varias de sus fiestas. Cosas como Hesinkissberlin nacen de ellos. En su web, además, se pueden escuchar varios grupos y DJs finlandeses que están buscando hacerse un hueco en la escena internacional. A punto estuve, además, de ganar una bicicleta Jopo en una de sus fiestas.

Por otro lado está el Helsingin Sanomat, el periódico finlandés de referencia. La edición internacional de dicho periódico en inglés era también una referencia para los que queremos saber de la actualidad finlandesa. Y digo era porque desgraciadamente el periódico ha decidido no seguir publicando sus noticias en inglés, dejando un vacío que será difícil llenar.

Precisamente uno de los últimos artículos de la edición internacional del periódico hacía una comparación entre ambas ciudades más o menos como la hice yo en su día. Os dejo algunas partes del artículo aquí abajo, que complementa de alguna manera el que puse en su día.

El muro de Berlín pasaba por aquí

Helsinki VS Berlin

Helsinki gana a Berlin, por Mikko-Pekka Heikkinen.

El verano de Helsinki ya ha terminado, pero el verano es eterno en el centro de Europa, donde está Berlín.

La capital alemana, cuyo nombre suave se ha vuelto sinónimo de todas las cosas buenas que le faltan a Finlandia y a Helsinki. La gente que vuelve de la luz berlinesa a la oscuridad finlandesa tiende a alabar el lugar que ha dejado:

Berlín es barato, Berlín es tolerante, Berlín tiene un número interminable de magníficos bares, restaurantes, museos y tiendas. ¿Y su historia? Increíble. ¡Berlín es maravilloso! Un oasis como este es algo que una persona tiene que visitar. A la vuelta del viaje, miraba a los lugares de Helsinki con un nuevo ángulo.

Y he llegado a la conclusión de que quejarse no tiene sentido. Helsinki es mejor que Berlín.

El Reichstag

Estuve 4 días en Berlín, sobre la Semana Santa. Viví en el barrio de Prenzlauer Berg, en el antiguo Berlín este. La calidad de este barrio berlinés era tangible. Los edificios viejos eran raídos pero acogeores, la gente llevaba gafas amplias y vaqueros estrechos, y los cafés servían desayunos todo el día.

El mensaje se expande rápidamente. Es un paraíso hipster. Incluso las viejecitas saben lo que mola hoy en el mundo. En un interesante café vegano cerca del apartamento un mojito cuesta pocos euros. Los vasos no eran de Ikea, sino de la antigua Alemania del Este – o al menos lo parecen. Al otro lado de la calle el restaurante Babylon ofrece platos trendys cuya existencia desconocía. El Schawarma tenía pollo, pastas orientales, hierbas y algún tipo de bayas.

En Helsinki una comida así sería considerada gourmet. En Berlín es Fast Food. Cuesta sólo un poco más que lo que los clubes de Finlandia piden por el ropero. He de admitir que estaba vendido.

Sin duda Berlín tiene una historia interesante.
Cuando Berlín Este y Oeste se reunieron se formó un nuevo centro entre los bordes de ambas ciudades. Los márgenes se convirtieron en el núcleo. Esto permitió que surgiera una cultura bohemia e interesante en Berlín, que no quería ser parte de la clase media y han creado un Berlín que Finlandia adora. Cada visita la ciudad es diferente. El cambio es rápido e intenso.

El reloj mundial de Berlin

El cambio constante es otra cosa que atrae visitantes. Helsinki no cambia. Helsinki es lo opuesto a Berlin. EL centro es una entidad individual unificada, y solo se puede encontrar algo desaliñado en los bordes de la ciudad. Tan en el borde que no es fácil encontrarlo. No se pueden combatir 100 años de planificación y desarrollo de la ciudad.

Berlín, que ha dejado atrás su historia, también representa una alemania única. Nadie ve Lederhosen en Alexanderplatz. Lo alemán está en otro lado. Hace tiempo pedí una cerveza pequeña y una ensalada en el Hofbräuhaus de Munich. Lo que me dieron fue un tanque de 1 Litro de cerveza estilo Oktoberfest y un plato de salchicas con dos cebollas crudas como guarnición.

Lo que se ha construido en Berlín a través de esfuerzos humanos es interesante y magnífico. Pero ni un millón de bohemios de Kreuzberg pueden hacer nada contra el problema básico de Berlín. Esto se nota cuando se pone un pie tras otro. Berlín es una ciudad sin paisajes, mar, montaña o bosque.

Moverse por Berlín a pie o en tranvía, por ejemplo, es vagar constantemente por un laberinto de planificación urbana. Uno busca un árbol de coníferas o un horizonte, pero siempre hay una pared enfrente. El río Spree, que corta la ciudad, parece un canal más que otra cosa. No hay verde ni variedad.

Vista desde el Reichstag

Los parques también emergen, pero como es el caso de la mayoría de las ciudades grandes están excesivamente cuidados y son de tipo jardín. La naturaleza no puede ser creada – si existe, existe, y las ciudades que te sacuden lo tienen; Hong Kong, que parece urbana hasta el extremo, se le puede dar la espalda al centro y mirar al mar, o subir al Pico Victoria y mirar sobre los rascacielos. Nueva York tiene dos ríos y mar abierto al saur de Manhatan.

¿Y Helsinki? He vivido en Helsinki 18 años. Cuando me mudé había un lugar llamado «Ale Pub» en Lasipalatsi, y el «Ale» se refería a un descuento y no a un tipo de cerveza.

Actualmente, Helsinki está floreciendo y la cultura de la ciudad mejora constantemente. El Flow Festival es internacional. Hay varios restaurantes de talla mundial y se están abriendo nuevos en áreas industriales abandonadas, incluso con el clima económico actual.

También hay muchos hipsters en Helsinki. Sin ellos el Restaurant Day no sido una institución nacional e internacional. Pero lo mejor de Helsinki seguirá estando libre de ironías o espíritu empresarial. Es su naturaleza.

No se puede apreciar la disponibilidad de la naturaleza de Helsinki a no ser que se visiten las capitales continentales que se han construido hasta el punto de superpoblación. Es imposible moverse en Helsinki sin ver el mar. O las playas de rocas que no han sido tocadas donde poner una manta y una botella de vino.

Hay dos áreas extensivas de verde en los bordes de Helsinki. La isla de Seurasaari y el Parque Central. En ambas la naturaleza se abre camino en su estado salvaje. El Parque Central es una cuña masiva que trae el bosque finlandés hasta casi el Finlandia Hall.

El Finlandia Hall

En la mañana de mi tercer día en Berlín comí un gran brunch en el Bar Gagarin de Prenzlauer Berg. Huevos, cereales, bacon, varias golosinas, ensaladas, quesos, pastas y rodajas de carne. Creo que hay expertos en las artes culinarias que habrían podido darle un nombre francés a cada bocado. Por supuesto, todo cuesta 10€ solamente, pero seguía teniendo una sensación de angustia.

Desde la ventana podía ver un parque del tamaño de un edificio, luchando entre los edificios colindantes. Había una chachada tras cada tronco de árbol.

Le envío un mensaje a un amigo en Helsinki. Le digo que tengo un déficit de bosques, y propongo una visita nocturna al parque Nuuksio en Abril. No conozco ninguna otra capital donde un parque nacional sea accesible con un billete sencillo de transporte, como el de tranporte en Helsinki. Dos semanas más tarde estoy sentado junto a una hoguera diciéndome a mi mismo que por supuesto Helsinki está lleno de turistas alemanes.

¿Qué te parece el artículo? Yo, a pesar de la opinión de Mikko, creo que de momento me seguiré quedando en Berlín.

Catedral de Helsinki