¿Qué hay para comer? Patatas

Esa pregunta podría ser hecha en cualquier restaurante universitario o simplemente escolar de Finlandia y esa sería exactamente la respuesta que se daría: patatas.

Antes de venir a Finlandia, pude ver que en el papel con información sobre la ciudad y universidad que hay en la UAH, se puede leer que «casi todos los días hay patatas cocidas», pero la verdad es que uno no sabe lo malo que puede llegar a ser eso hasta estar allí.

Patatas del carelia. El horror, el horror...
Las patatas del Carelia.

Por que resulta que sólo cuecen las patatas y ya. Las sirven y las presentan sin nada, resecas, y cada uno ya se las apaña como puede para intentar hacerlas más apetecibles: un chorro de aceite de oliva (cuando lo hay), salsas varias, etc.; pero el problema es que siguen siendo tan malas como de costumbre. Después de un mes deja de tener tanta gracia lo de las patatas.

Además, como los otros platos tienen cantidades fijas de lo que te puedes servir (salvo quizá el arroz, otra reseca especialidad), si las cantidades son escasas al final siempre se acaba volviendo a las patatas para tener una comida lo suficientemente cuantiosa. Y luego se acaban dejando sin comer algunas, como en la foto de arriba.

Una vez le pregunté a un finlandés el por qué de las patatas todos los días. Me dijo que porque las patatas se convertían en azúcar en el estómago y daban una gran cantidad de energía. «No merece la pena», le dije. Es un caso como el del café finlandés.

Miguel y su patata
La foto de Miguel con una patata, muy ilustrativa

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