Auroras Boreales: the big photo

Aurora Boreal en Joensuu, Finlandia.

Muchas veces nos hemos referido aquí a las Auroras Boreales, un espectáculo impresionante que puede verse en nuestra Finlandia así como en otras partes del mundo.

Como yo no conseguí ver una en el tiempo que estuve allí, siempre que he hablado de ellas ha sido con cierta tristeza, y como que tengo que volver a los países nórdicos a verlas (cuento con mi primera visita a Suecia antes de que acabe Noviembre, y vuelvo a cruzar los dedos).

Mientras tanto, aquí os dejo estas magníficas fotos de la aurora boreal tomadas por varios reporteros de The Big Photo. A disfrutarlas, y a ponerlas como fondo de pantalla. Al menos eso he hecho yo.

Via menéame

Bonus track:
The Pixies – Gigantic (escuchar | bajar)
Que por cierto es una de las cuatro canciones que ya toco en el bajo.



Cosas que echo de menos en el extranjero (7): lo cañí

Cabeza de toro en la pared
Una cabeza de toro en la pared de, probablemente, un restaurante. ¿Hay algo más cañí? Lo dudo
. Fuente.

Sí amigos, aunque parezca mentira, echo de menos las cosas más típicas, con menos clase y con menos glamour de españa: lo cañí.

Aunque tirando de diccionario la Rae y Wikipedia me dicen que cañí es el pueblo y la raza gitana, yo siempre lo he tenido como acepción de todo aquello típicamente español, nuestros clichés patrios: las sevillanas, el flamencorro, los toros, los camareros que te hablan como si fuera cualquier cosa, las cabezas de toro en los restaurantes, los carteles de toros con sus entradas para José Tomás al lado y el caballero con el palillo entre los dientes y la americana por encima de los hombros. Dios santo, todo eso.

Si echo mano de memoria, creo que todo empezó en Finlandia. Las tortillas de patata y los paquetes con viandas que incluían chorizo salmantino y fabada asturiana. Algo imposible de conseguir en Finlandia, y aun así tan normal, nuestro y rico como podía ser aquello. Fue el primer paso.

Bailaoras sevillanas
Sí, son muñecas vestidas de sevillanas. Sigo acojonando con este post, hasta el final. Fuente

Luego, una vez afincado en Berlín, la cosa fue a mayores. Creo, incluso, que todo eso está amplifiado los últimos meses: aquí ando ya trabajando, con lo que no hay fecha de regreso seguro y definitivo a España, como podía pasar en el Erasmus y eso hace que piense poco en España y que cuando piense sea en cosas propias y distintivas.

Cada vez que voy a España, me maravillo de esas cosas que son el día a día de por allí, pero también están algo ocultas porque, como digo, son lo contrario de chic. No digo más que asistí a mi primer recital flamencorro el mes pasado, y que algo así que hubiera rechazado por dar una imagen que no correspondía con lo que yo tenía en la cabeza que era nuestro país ahora soy partícipe como aquel que lo ve todo por primera vez (o como un extranjero que vista España). Y me gusta y voy detrás de ello. Como los restaurantes cañís con sus cabezas de toro, posters de futbolistas y carteles de corridas colgados en la pared. Y así, con todo lo que huela a tópico y típico.

Para acabar, desde hace cosa de unos meses a veces por la calle hay algún olor que me dice «esto es España». Uno que me viene a la mente es aquella vez por mi barrio de Berlín que me vino olor a plaza de toros de las fiestas de un pueblo cualquiera en verano. La ostia.

Otras cosas que echo de menos (o no) en el extranjero.

Bonus track (no podría ser menos cañí):
Ian Brown – Stellify (escuchar | bajar)



La vida en el tamaño de una maleta

Una maleta
Fuente.

Hace un par de días, un par de amigos canadienses han decidido dar un giro de 180 y venirse a vivir a Berlín. ¿Por qué? Muchas razones. No era su primera vez en la ciudad, y supongo que algunas de las cosas que habían visto son las que nos han atraído a todos: gente joven, vida por todas partes, precios asequibles para ser una capital europea, música de todos tipos y en general buena vida. A ello se les unía que sus inviernos son como los finlandeses, y si tienes un corazón inquieto a la mínima que puedes, escapas. Sobre todo si llevas toda una vida de inviernos así.

Quedamos ayer para tomar una cerveza en el Club de Visionaire, y entre muchos de los temas que hablamos, uno fue el momento de dejar el piso en el que habían pasado los últimos años, y también el país donde habían pasado la mayor parte de su vida.

No es la primera vez que escucho algo así. Mucha gente lleva esa misma historia con ellos a todas partes, ese pequeño ritual antes de salir: el meter toda tu vida en una maleta. O dos máximo. Y el resto, dejarlo en tierra o venderlo.

La cosa más importante es, desde luego, el desgranar qué coño es imprescindible y qué puede dejarse atrás. Mucha gente viaja con un instrumento musical entre la lista de must have, yo viajo con mis tres libros, otros algún objeto que no pueden dejar atrás. Creo que lo que todos llevamos son mudas limpias, pero también creo que siempre hay algo de valor sentimental.

Y es realmente el proceso lo que me dejó pensando: deshacerte de todo hasta quedarte en lo mínimo, después asentarte, después empezar a adquirir cosas de nuevo; que es justo donde yo me encuentro ahora. Y desde esa perspectiva, no dejo de envidiar momentáneamente a quien, simplemente, está en pleno proceso contrario: reducir la vida a un par de maletas.

De hecho yo estoy ahora en el proceso contrario. Establecido en Berlín y empezando a acumular cosas, entre las que llevo ya cinco pares de zapatillas, un bajo eléctrico con amplificador Marshall, una play 2 con su tele, y un trabajo de los serios. Sólo me falta comprarme la nintendo ds con una tarjeta r4 y ya tengo el pack completo.

Echo un poco de menos la sensación de no tener objetos de más.

Bonus track: Del Amitri – Don´t I look like the kind of guy you used to hate? (escuchar)



Cosas que echan de menos los españoles en el extanjero

Granito, la morriña del gallego
¿Seguro que es el granito? ¿Ni el pan, ni el pulpo, ni el albariño, ni la empanada?. Fuente.

Sentir moriña es más que normal cuando uno se va al extranjero.

Yo diría, y esto sólo desde mi pisma pesonal, que la morriña crece desde la semana 2 (sentir morriña en la semana 1 no es muy probable) hasta algún momento entre las semanas 12 y16, después se estanca algunas semanas más, y luego empieza a descender hasta prácticamente rozar la morriña de la semana 2; donde no es que uno no sienta morriña, sino que las cosas son así y no se puede hacer mucho. Y si se puede hacer, ya se ha hecho.

En el blog yo tengo unas cuantas entradas sobre morriñas (podéis encontrar aquí lo que echo de menos y no en el extanejo), y vosotros me habéis escrito también alguna cosa que echáis de menos en dichos comentarios.

Pues bien, parece que alguien se ha tomado la molesta de hacer una encuesta y preguntar a más españoles en el extranjero lo que echan de menos y los resultados quedan como siguen:

  • 28% no echa nada de menos
  • 19% las tapas/irse de tapas
  • 15% la tele y el sofá
  • 13% la siesta
  • 13% el clima soleado
  • 12% la juerga

Los italianos, por su parte, son los que echan más de menos su gastronomía (34%) y, evidentemente con lo mal que comen, los del Reino Unido los que menos (3%).

Yo como ando ya en la fase de decaimiento de morriña (y teniendo España a tres horas en avión de distancia) no me entra tanta, pero ¿vosotros cómo lo veis? ¿Es una buena lista? ¿Estáis de acuedo con ella? ¿Qué os falta?