Cosas que no perderse en Budapest (3)

Este es el último post de la serie sobre nuestro fin de semana largo en Budapest. Es el día que mejor tiempo nos hizo y lo aprovechamos todo lo que pudimos viendo los grandes monumentos y edificios de la ciudad que nos quedaban. Puedes leer también la primera parte y la segunda de esta serie.

Budapest con sol y calor: nuestro tercer día

Nuestro último día en Budapest nos pusimos en marcha para poder hacer check-out y aprovechar el sol que había sido esquivo hasta el momento en la ciudad.

Nuestro tren-cama salía por la noche, así que había que recoger todo en el AirBnB y dejar las maletas en las taquillas de estación de tren (fácil y muy espaciosas) para poder ir por la ciudad sin cargar mucho. Nos hubiera gustado ir al tour gratuito que incluía la Budapest Card en la zona de Buda, pero no nos dio tiempo a llegar.

Tras esos “deberes” nos fuimos directos al Mercado de la ciudad, al sur de Pest (dirección: Vámház krt. 1-3. Mapa ). Nos habían recomendado encarecidamente el Lángos – un pan frito al momento sobre el cual echan los ingredientes que quieras y una montaña de queso, y que es un buen bocado para llenarte de energía por la ciudad.

Si quieres saber más, echa un vistazo a nuestro post sobre donde comer en Budapest.

El mercado estaba lleno hasta los topes y era difícil pasar, pero supimos que todo estaría muy bueno cuando vimos una cola de 15 minutos para tener nuestro Lángos. Además de comida, claro, había puestos de casi todo: telas, bolsos, zapatos, carne, pescado, suvenirs….

El Mercado desde la segunda planta.

Una vez llenos, nos dirigimos de nuevo a Buda, a ver lo que nos quedaba.

La estatua de la Libertad

Construida por los Comunistas en 1947  para conmemorar su conquista a los Nazis, preside una colina al sur del castillo de Buda y el resto de los monumentos de la zona, en el puente al otro lado del mercado.

Si hay una manera de llegar a la ella, en la cima de la colina Gellért, que no sea andando no la encontramos. Es una buena caminata hacia arriba, así que también es comprensible que muchos prefieran no subir.

En la cima se puede ver la estatua con una hoja de Palmera, y otras más en la base, como la de un hombre que aplasta a una serpiente de tres cabezas con una roca.

Estatua de la Libertad de Budapest.
Estatua en la base.

La vista desde allí del Danubio y de toda la ciudad es bastante buena, y hay muchos puestos de suvenires. Bajar la colina es, claro, tampoco rápido. Nosotros la bajamos para seguir por Buda.

Halászbástya, o «Bastión de los Pescadores»

Cogimos un tranvía para seguir hasta nuestro destino: la colina del castillo real de Buda, al sur del castillo.

Es un romántico lugar lleno de edificios emblemático, como la gótica Iglesia de Matías, la estatua a San Esteban y la terraza del Bastión de los pescadores (de cerca del 1900, y cuyo nombre viene de los pescadores que tenían la responsabilidad de defender esas murallas durante la Edad media).

Iglesia de Matías.
El Rey Esteban y el bastión al fondo.

Todo el conjunto arquitectónico tiene también casas medievales, barrocas y neoclásicas, lo que hace un placer pasear por sus calles y esto puede tomar un buen rato si se quiere uno adentrar bien en la zona.

Es una zona que bulle con turistas, pero sin ser demasiado ahogante.

Hay varios minibuses para moverse por allí, si uno está cansado, y un autobús con dos paradas que baja la colina hasta la boca de metro junto al Danubio, donde ya podíamos ver nuestra última parada.

El Parlamento de Hungría

Si hay un edificio emblemático de la ciudad de Budapest, éste es el Parlamento de Hungría.

Justo en la orilla del Danubio en el lado Pest de la ciudad, es el mayor edificio de Hungría. De estilo neogótico, fue inaugurado por primera vez en 1902.

El Parlamento, desde la orilla de Buda, antes de coger el Metro.

Nosotros llegamos directamente con el metro al lado sur de la plaza donde está situado, con la línea 2. La fantástica fachada tiene las estatuas de líderes y dirigentes de Hungría y Transilvania, así como generales y otros militares importantes en la historia del país.

El conjunto, incluyendo la plaza, está flanqueado también por varias estatuas. Rodeamos el parlamento disfrutando de su arquitectura y de las muchas estatuas a su alrededor.

En la plaza del Parlamento.
Estatuas al norte del Parlamento.

Tras verlo, era hora de despedirnos de la ciudad y tomar el tren cama, con la sensación de que pasamos muy buenos días en Budapest, y con ganas de visitarlo de nuevo.

Así nos despedimos de nuestro primer post sobre viajes no nórdicos. Espero que haya gustado tanto como los de Finlandia. ¿Qué parte te ha gustado más? ¿Qué sitio, nórdico o no, te gustaría que te contásemos después?