Rusia(4)

En la cena nos pusimos en la mesa Marta, Raquel, yo, Ibai y Maxim y su novia cuyo nombre no recuerdo pero que todo el mundo recordará por lo que pasaría al día siguiente.
A Ibai le conocimos en la parada de la estación de servicio rusa; era vasco, grande, muy majete y venía de Turku. Maxim y su novia eran de Joensuu y creo que, al menos Maxim vive en Latolankatu, pero no estoy seguro.

Cenamos haciendo el intento de hablar en inglés pero no siempre era posible. La cena no fue horrible del todo y cuando acabamos nos fuimos a tomar un vodka y quedamos para salir más tarde.

Cuando estuvimos medianamente listos fuimos al metro que quedaba más cerca del hotel, pagamos los 10 rublos que costaba (30 céntimos de €) y salimos en el centro. La idea era ir al Marstall, un bar con bailarinas en topless, pero el rumor de que iba a ser muy caro dividió al grupo de erasmus en dos. Yo me fuí con mis amigos al Marstall.

No nos decidimos...
Nada más salir del metro, esto es lo que vemos.

Ahí al lado estaba el Marstall
El Marstall está prácticamente enfrente de la catedral de la Sangre Derramada.

Después de todo el Marstall no era tan caro. Si llevas el pasaporte puedes entrar gratis, pero nuestros pasaportes los tenían todos los organizadores del viaje, osea: Mikko, y tuvimos que pagar 50 rublos los chicos y nada las chicas. Euro y medio.

Dentro el ropero era gratis y todos los de seguridad vestían trajes, con lo que daba una sensación de buen sitio. Nada más entrar ya estaban las bailarinas danzando y todas ellas eran muy guapas. Nos sorprendimos al ver que la cerveza costaba solo 50 rublos la pinta y nos animamos a beber y a bailar. Después de un rato ni siquiera mirábamos a las bailarinas.

Nos subimos a descansar a la planta de arriba después de un rato y camareras con vestido corto nos traían de vez en cuando una nueva ración de cervezas, con lo que nos lo pasamos bien los que allí estábamos: Michel, Margarat, Florian, Adam, Marta, Raquel, Peter, Sean y yo.
Un rato después nos encontramos con dos españoles que andaban por allí (si es que se nos nota…) y nos pusimos a hablar con ellos de mil cosas. Resulta que eran comerciales y estaban trabajando en San Petesburgo y hablamos un poco de las preciosas mujeres rusas y de algunas cosas más.
Ellos se fueron después de un rato a alguna otra parte y nosotros seguimos a lo nuestro, haciéndonos algunas fotos sin flash y a escondidas porque estaba prohibido.

Fiesta con tetas y sin Tetris.