Mi debate sobre el estado de la nación de Finlandia, cinco años después.

Unos meses atrás, una amiga mía me dijo que estaba leyendo «El retrato de Dorian Grey» y me dirigió un cumplido diciendo que le recordaba mucho al personaje de Lord Henry Wotton.
Esto me alegró un poco.
Hacía varios (muchos) años que me había leído el libro y en aquellos años de la mitad de la adolescencia ese fue el personaje que más interesante me pareció y con el cual me dije «la ostia, yo quiero ser así de mayor».

Hace cosa de un mes ha empezado en el curro una chica finlandesa. Llevo muchos años sin contacto con finlandeses y sin volver a Finlandia. Para mi, Finlandia fue el punto de partida de mi edad moderna, algo así como el sitio en el que empecé firmemente a dar los pasos hacia la persona que soy ahora. Esta situación en el trabajo me fuerza a hablar de Finlandia y a hablar del blog: a hacer refrito del pasado. Nada de de pasada y en relación con otro tema que estuvieramos tratando, sino directamente.

Porque Finlandia fue sólo el principio.

En general Finlandia tiene cosas buenas y malas como cualquier lugar. Habiéndolo pasado tan bien y habiendo dado ese salto cualitativo en el que se deja atrás la adolescencia, me lo planteaba no como un lugar ni como una etapa, sino como el lugar donde debería seguir. Y este blog es mi intento de ayudar a los que se aventuran como yo a hacerlo, pero no soy un experto.
La cosa con Finlandia se me fue pasando y yo me seguí forjando a mí mismo en otros lugares, con otras experiencias, y aprendiendo hacia dónde y cómo debería dar los pasos.

Por eso no puedo entender a los ex-erasmus que siguen con el mismo sitio en la cabeza. Los que siguen con el pasado en mente y boca todo el día.

Yo a Finlandia le tengo cariño, pero no le tengo devoción. Fue un punto importante en mi vida pero no fue el definitivo. Se podría también decir que fue el primer paso del camino, y algunas personas podrían argumentar que este primer paso es el más importante. No lo es, aunque el romper con es status quo y cambiar sí que lo es. Se olvida fácilmente que los caminos que no llevan a ninguna parte también empiezan con un paso. Las metas son eso, metas, pero hay que saber cuales son. En definitiva hay que saber lo que se quiere.

La cita del principio del post dice que no hay que encontrarse sino crearse; y aunque no soy gran amigo de los slogans ni de los chichés es algo sobre lo que pensar. Para lo primero hay que contar con que suene la flauta en un lugar y tiempo oportunos, mientras que para lo segundo hay que ver dónde y cuándo va a ser el lugar oportuno e ir a por ello. Lo más normal es que con el primero se caiga en el proselitismo social, y con el segundo quizá un poco también pero no tanto.

El otro día leí un post sobre cómo la gente se sabotea así misma: si cumples un sueño ya no es un sueño, y el auto-sabotaje es la manera de que el sueño esté siempre ahí. Yo no siempre lo conseguiré, echarle los cojones suficientes, pero intento identificar qué es lo que quiero. Paso del pasado. Pase lo que pase es siempre ahora mismo.

Se puede argumentar que qué coño hago yo escribiendo aquí entonces y es una buena pregunta. Si se leen los últimos años, veréis que hablo desde el punto de vista expatriado mucho más y que comento menos veces lo que pasa en Finlandia. Sigo escribiendo porque me gusta. Sigo escribiendo sobre Finlandia porque en cierta medida es interesante.

Lo que no es ya es definitivo.

Pero que nadie se preocupe: si os gusta este blog, este seguirá su línea habitual.