El origen de la carta del erasmus en Helsinki

A estas alturas todos recibimos el correo en cadena que nos contaba las peripecias de un Erasmus en la capital finlandesa. Sus vivencias estaban divididas en dos cartas, separadas por un tiempo entre ellas: el día en el que llegó y vio todo por primera vez, y después de un tiempo, cuando era ya un «experto» en Finlandia. Y el orígen de la carta del Erasmus en Helsinki es tan interesante y divertida como la propia carta.

El origen de la carta del Erasmus en Helsinki: un clásico
Helsinki, sin la «mierda blanca».

El origen de la carta del Erasmus en Helsinki

La cosa es que por sabida, consabida y resabida yo no llegué a ponerla en el blog. Sobre todo pensaba que podría hablar de otras cosas en vez de en algunas que la gente ya conocía de antes. De modo que sin comerlo ni beberlo, Natalia me dijo hace un par de días que la fuente original, el origen de la carta del erasmus a sus padres se había desvelado: el blog de «El sentido de la vida» (en el enlace podéis leer las cartas enteras y la historia de cómo surgió).

La historia de su creación y encumbramiento tiene su gracia y está bien narrada, pero mejor que os paséis por ahí para conocer de primera mano la madre de todas las historias de los reenvíos. La historia del Erasmus en Helsinki, que paso a poner también aquí abajo.

Finlandia, nieve (o mierda blanca, como la llaman), temperaturas bajas y renos en estado puro. O casi.

La carta del Erasmus en Helsinki

10 de Octubre

¡Hola! ¿Cómo va todo por ahí? Yo fenomenal. Hace un par de días que llegué a Helsinki. Tendríais que estar aquí, ¡esto es una pasada! Bajé del avión y estaba nevando. ¡La nieve es tan bonita! Parece algodón blanco. Esto está precioso, todo nevado. Eso sí, aquí hace bastante frío, pero me he comprado un abrigo fenomenal. ¡Es tan calentito!

Ya estoy instalado en casa de Fruder. ¿Sabéis lo que me pasó? De camino aquí apareció por la carretera un reno. ¡Qué cosa más bonita! En mi vida he visto animal más majestuoso. Parecía sacado de un cuento. Al llegar aquí resbalé con el hielo bajando la maleta del taxi. ¡Ja ja ja! Está todo helado, ¡es tan divertido!

Decía que estoy en casa de Fruder. Me ha dejado un coche para que vaya todos los días a la universidad., ¿no es fantástico? Ayer por la mañana, cuando fui a sacar el coche del garaje, me encontré con que había nevado por la noche, y tuve que quitar el montón de nieve con una pala. ¡Era tan auténtico! ¡Me sentía Doctor en Alaska!

Esto es fenomenal, me encantaría que estuvieseis aquí. Os envío una postal para que podáis admirar el paisaje, que parece salido de un cuento de Dickens. Creo que me he reconciliado con el mundo. Besos.

Volveré a escribir.

Y la segunda parte de la carta.

20 de Marzo

Esto es una mierda. Estoy hasta los cojones de este sitio. Esto es como el infierno pero con el aire acondicionado a toda hostia. ¿Quién coño me mandaría meterme aquí? ¡Te lo dije, mamá! Aunque os parezca mentira, aquí el termómetro no sube de cero. ¿En qué cabeza cabe? Por cierto, ¿qué tal las fallas? Bien ¿no? cabrones… Aquí no hace más que caer nieve todo el puto día. ¿Qué digo nieve?; mierda blanca, porque esto es mierda blanca.

Esta mañana, después de media hora de intentar arrancar el jodido coche (se había helado hasta la dirección), abro la puerta y ¿qué me encuentro? Pues lo de todos los mismo putos días: una tonelada de mierda blanca. El médico me ha dicho que me deje de jugar con la palita, que como se me vuelva a enganchar la espalda me voy a quedar paralítico. Desde que hace un mes pequé un resbalón en el hielo (mierda transparente) y me saqué una vértebra del sitio, lo estoy pasando fatal.

Luego, de camino a la universidad, he atropellado un puto reno. El cabrón se ha cruzado sin avisar. El reno, en mi vida he visto animal más hijo de puta… Y encima, ¡que te crees tú que me lo he cargado! El cabrón ha salido por patas mientras yo me quedaba en mitad de la nada con el radiador reventado. Los veinte kilómetros andando por la nieve me han dejado bien jodido. Los mocos se confunden con las lágrimas que ruedan por mis mejillas mientras os escribo estas líneas. No sabéis las ganas que tengo de volver. Estoy hasta los cojones de este puto lugar. Tengo ganas de llegar a casa y quitarme la mierda de abrigo que llevo encima desde Octubre y que ya empieza a apestar. Un abrazo a todos. Os quiero.

PD: Estoy pensando en suicidarme.

El origen de la carta del Erasmus en Helsinki es tan buena como la carta en sí, que es todo un clásico. ¿Cuándo la llegaste a conocer tú? ¿Has leído alguna de sus variaciones?