Javi(5): Diario martes, miércoles


Tiistai 11:

Me dormí, pero vimos esto.

El martes sería nuestro último día entero en Finlandia. Fuimos con nuestro anfitrión Santi a Helsinki a pasar el día y ver la ciudad. Desgraciadamente se quedó dormido y se nos escapó el primer tren de la mañana y perdimos unas horitas de luz (tan necesarias en el otoño finlandés). Nos alojamos esa noche en un albergue situado dentro del mítico “Olympia Standion”. Caminando por el pasillo a un lado estaban las habitaciones y al otro la pared se inclinaba ya que las gradas estaban al otro lado.

El estadio de Helsinki.

Al atardecer, después de recorrernos todo lo que pudimos de Helsinki y comprar algunos recuerdos, nos embarcamos en un ferry para visitar la isla de Suomenlinna. En torno a las orillas de la capital, el Báltico esta plagado de islas e islitas verdes, y en ésta hubo en su época un destacamento militar para la defensa contra Rusia. Ahora es una isla preciosa con mucha afluencia de turistas. Es bastante grande y tiene muchos salientes de modo que un gran número de brazos de mar se introducen en tierra y la isla parece un laberinto.

El puerto con los ferrys que llevan a Suomelina.
El puerto de los ferrys a Suomelina (Suome, de Finlandia; lina de castillo) y una de las plazas más importantes de Helsinki.

Nunca me acordaré de como se llama este lugar.
Sí, es Helsinki.

En la iglesia.
Escaleras arriba, en la iglesia.

En el ferry, al atardecer
Antes del atardecer.

Más Ferry.

Maroma del Báltico 100%
¿Qué es…? ¿No será…? ¡Sí! ¡Una maroma del Báltico!

Keskiviikko 12:
El final del viaje. Nos levantamos muy pronto por la mañana sin ganas de abandonar aquel bellísimo país.

Madrugada en Helsinki

Del albergue a la estación de autobuses fuimos en tranvía y al aeropuerto en autobús. Ya en el autobús se nos había echado el tiempo encima y me puse un poco nervioso porque avanzaban los minutos y no parecíamos llegar nunca al aeropuerto, atravesando continuamente los bosques que rodean Helsinki, envueltos en la niebla de la madrugada. Estos nervios también me recordaron a mi Interrail. Pero finalmente llegamos, una hora y poco antes, suficiente para embarcar el equipaje.

Edificio Finlandia

El vuelo fue tranquilo, y ya no tan impresionante para mí como la ida. Llegamos a Madrid en hora con una impresionante puntualidad, a las 14.30. Cuando salí a la calle eché de más el abrigo ya que la temperatura exterior permitía ir tan solo en jersey. La diferencia de temperatura fue mucho mayor que en la ida, cuando al salir de madrugada, el abrigo hizo falta tanto en Madrid como en Helsinki.

Pues bien, ya estábamos de nuevo en casa, y con muchos buenos recuerdos.

Por cierto… ¡¡¡No nos llovió ni un solo día!!!

Esto es todo lo que tenía que decir Javi sobre el asunto. Aún estoy esperando que Bea me dé algo, pero parece poco dada a ello.
No obstante, voy a poner las fotos en cuanto encuentre el Cd que las tiene y los artículos ganarán en todos los aspectos.

Todo ello, por supuesto, sin olvidarme de la maroma del báltico. ¿Qué os habíais creído?