Ir al cine en Finlandia: así es la experiencia

A mi en España me gustaba ir al cine cada semana por lo menos.

Con el carnet de la UAH tenías una película a la semana en el cine (VOS y normalmente dramones turco-alemanes o similares) por un mísero euro. Aparte de eso, siempre que había algo interesante que se iba.

Cosas buenas de ir al cine en Finlandia

En Finlandia la cosa es buena y mala en este tema. Lo bueno es que, a no ser que sea una película infantil, no se doblan las películas, por lo que si uno va a ver algo que sea en inglés se puede entender aunque sea medianamente.
En vez de doblaje ponen subtítulos en sueco (cooficial en Finlandia) y en finlandés, pero al ser la pantalla tan grande no molesta.

La parte mala

La parte mala es… los precios. Para ver una película de estreno el Tapio (el nombre del cine, que tiene nombre del Dios de los bosques del Kalevala) hay que pagar ocho euros y medio, con sólo dos sesiones al día; y para ver una en su última semana hay que pagar seis y medio y la ponen a una sola hora y antes de las seis de la tarde.

Tapio, el cine de Joensuu
Miguel, antes de salir espantado por los precios

La oferta de películas no es mala.

Algunas salen antes aquí que en España, otras al revés. Yo de momento he ido a ver la última de Harry Potter y Casanova, y dentro de lo que cabe, una vez que te has habituado a escuchar inglés, son bastante comprensibles.

El cine tiene unas cuatro salas (no estoy seguro cuántas) y siempre ofertan alrededor de siete películas, conjugando los horarios para las pocas salas.

Por dentro no está mal: en forma de anfiteatro y con diferentes aforos, con una bastante decente pero sin llegar a las de Alcalá, por ejemplo, y algunas bastante pequeñas. De todas maneras no las he visitado todas y no creo que me de tiempo a día de hoy.

Aún estoy esperando alguna en español… ¿llegará a tiempo Volver, de Pedro Almodovar?



Cabinas de teléfono

Lo primero que necesité al llegar a Joensuu era una cabina de teléfono para llamar a casa. El saldo del móvil se me había agotado al contactar con mi tutora para decirle que ya no llegaba a una hora sino a otra y mis padres estaban preocupados.

Al llegar intenté buscar en Latolankatu una cabina de teléfonos para usar el número de España Directo y no encontré ninguna a primera vista. Pregunté en un par de sitios y me dijeron que sólo hay cabinas en el centro.

Busca otra
Os reto, encontrad en cinco minutos (con bici) tres cabinas que funcionen en el centro

Además en las cabinas de Sonera (las únicas que hay en Joensuu, por otra parte) no funciona el teléfono de España Directo, con lo que en esta ciudad no se puede llamar a España así. De todas maneras en la gasolinera de Utrantie me prestaron amablemente un teléfono y pude llamar.

Fiaos de los fineses. No son tan malos como los pintan.



Primavera

Con algunos fineses (siempre es sorprendente contar el número de amigos fineses que tengo y comprobar lo pocos que son en comparación con otros países) he comentado el tema de las diferencias entre primavera e invierno.

Ellos siempre me decían que se nota el tema del incremento de las horas de luz y de temperatura en la gente. En los fineses, dicen. La verdad es que sí que se notan los estados de ánimo cuando no hay nada en la cabeza y en todo el mundo en general. Estos días despejados ir con la bici es una gozada: hay gente por las calles, ya no se llevan los pesados abrigos del invierno y todo luce mejor. Salvo la hierba quemada, claro, pero eso se arregla en dos semanas.

The sun shines in the coffee cup
The sun shines in the coffee cup

Finlandia en primavera es impresionante.



Los Erasmus se marchan. Vuelven a casa.

La gente este semestre ya se empieza a ir otra vez.

Ayer por la noche tocó fiesta de despedida en casa de Karolina para despedirle a ella y a Iza. La verdad es que había mucho ghetto polaco por allí, pero en cuanto llegamos franceses y españoles la cosa se abrió un poco. Muchos besos, bastantes abrazos, incontables cervezas y algunas tentaciones y ninguna resaca son el balance de la noche. Hace un par de días, además, Miguel y yo fuimos a despedir a Bartek a la estación porque se nos iba para siempre.

De todas maneras últimamente se traza la raya entre los que quieren volver a su país y los que queremos quedarnos aquí más tiempo. Pero al final todos se encargan de recordarme que en un mes, de vuelta a España (al menos hay algo bueno allí y muchos amigos a los que volver a ver).

Da pena.

Adios, Karolina
Goodbye, Karolina.
Kurva, Nasdrovia, Kojamzchie y Spierdalai. O como demonios se escriban las pocas cosas que sé decir en polaco. Por cierto, la chica es mucho más mona en persona que en las fotos