… a Joensuu de nuevo

Timetables

Aún con todo el fío que hace por allí (igual que aquí se han dejado en Finlandia de zarandajas y ahora hace frío de verdad), en Febrero me vuelvo a las lejanas tierras de Joensuu a disfrutar del clima, el ambiente y cómo no de la gente.

Mi última estancia fue más que satisfactoria y espero que esta sea, al menos, tan buena como aquella. Por cierto que si alguien quiere hacer lo mismo, ahora Lufthansa está ofreciendo unos vuelos a unos precios estupendos (que además pasan por Munich, mi aeropuerto favorito): 170 euros.

De modo que del 7 de febrero al 19 del mismo (osea, dos fines de semana y un turno de sauna) escribiré los posts desde allí y recordaré lo bonito que está todo nevado y bajo cero. Esta vez aún no es la definitiva (aunque esperemos que llegue pronto, o al menos si todo sale bien estar los días del Vappu), pero es otra vez y eso cuenta.

Y al menos no es tan caro.



Las 200 bicis amarillas de Joensuu

Joensuu no es la ciudad más grande de Finlandia, ni la más bonita, pero tiene una historia interesante.

El otro día navegando encontré en un blog llamado Jezzers Jaw Jabberings un artículo sobre una historia: las 200 bicis amarillas de Joensuu. Según cuentan en la página web, la historia es esta:

A finales de los 80 alguien del consejo municipal tuvo la preclara idea de comprar 200 bicicletas amarillas y ponerlas en las calles de Joensuu como una manera de transporte gratis (Nota* como hemos dicho ya antes, el transporte público en Joensuu es bastante caro). Era posible usar una bicicleta y después dejarla en algún lugar para que otra persona la usara en la ciudad.

A finlanes de los 90 una vuelta por las calles de Joensuu revela que aunque aún hay muchas bicicletas en la calle, ninguna de ellas es amarilla. Algunas personas de Joensuu piensan que las bicicletas podrían estar en el fondo del río que pasa por la ciudad. Otros creen que han sido robadas y quizá enviadas por la frontera a Rusia.

De modo que ¿dónde están las 200 bicicletas? Algunas han sido vistas en lugares extraños. Hay fotos que muestran bicicletas amarillas de Joensuu en Tokyo (Japón), California (USA), Londres (Inglaterra) y Barga (Italia). ( Ha habido algunas dudas sobre la veracidad de las imágenes. Algunos periódicos han sugerido qye son simplemente bicis de esas localidades pintadas de amarillo para aprovecharse de la publicidad que rodea al fenómento de las 200 bicis amarillas de Joensuu, pero un vistazo de cerca muestra que son muy somilares a otras encontradas por todo el globo y a las originales 200 de Joensuu). La historia llegó fuera de Finlandia y gente de todo el mundo empezó a responder a la página oficial por el tema. Toda iniciativa o recorte de periódico está en la web. Esta web es más o menos la oficina donde la gente puede llamar, dejar mensaje y ver lo que otra gente ha estado haciendo por todo el mundo y finalmente quizá podamos encontrar la verdad detrás del paradero de las ahora famosas 200 bicicletas amarillas de Joensuu.

Una iniciativa interesante y una historia curiosa que no sabría decir si es verdad o no, pero si echamos un vistazo a las fotos para ver cómo uno puede pensar que la cosa podría ser verdad.

Por cierto, la ex-bicicleta roja de Miguel… ¿No tiene un gran parecido a las bicis de Joensuu? Con los frenos quitados y cambiado el protector de la cadena, claro. Si las bicis de Joensu salieron en los 80, en el 2005/2006 deberían estar tan cascadas como lo estaba la bici de Miguel. Y además estaba claramente pintada sobre su color original.

Bike  Joensuu

P.D. Según parece, en el 2000 hicieron otra partida de bicis amarillas para la ciudad. Pero se sigue sin saber si la cosa es cierta o no, sobre todo porque la web la firma la «Foundation for artists using computers as a tool for art and not just for computer graphics», osea, la Fundación para artistas que usan los ordenadores como una herramienta para el arte y no sólo para gráficos.

En cualquier caso, sea arte o verdad, es interesante.



20 años de Erasmus

Me salgo un poco del tema de Finlandia (y eso que había preparado el post de hoy) para pararme a pensar que lo que me llevó a ese país cumple añós. 20 años de beca Erasmus, casi tantos como los míos propios.

En ese tiempo, alrededor de 1,5 millones de estudiantes europeos han cambiado por un año su país y su vida normal por una experiencia. A veces (las más que conozco) sale bien, y otras tantas no, pero quien no se arriesga no gana nada significativo, creo yo.

Al respecto encontré una bonita historia sobre cómo surgió la beca Erasmus, tomada del blog de Escolar

Xavier Vidal-Folch, en su artículo de EL PAÍS el 26 de abril de 1998, bajo el título Erasmus o la mantequilla, la relata de la siguiente manera: «Cuando en 1987 la Comisión inventó un programa para incentivar el intercambio de estudiantes entre las universidades, los ministros de Educación reaccionaron furibundos: suponía invadir sus competencias.

Cuando se aclaró que sólo las completaba, surgieron las reticencias de los ministros económicos, recelosos de dedicar 30 millones de ecus (unos 5.000 millones de pesetas) a tal aventura, la que finalmente más ha hecho por cohesionar a la juventud del continente. Tuvo que arbitrar el Consejo Europeo, la cumbre de líderes.

Cedió por el miedo al ridículo, cuando se comparó el coste del programa Erasmus al de una pequeña decisión recién adoptada por los ministros de Agricultura: la conversión de la mantequilla almacenada pasada de fecha en alimento para animales, cuyo coste era diez veces superior».

A lo que añade

En los últimos seis años, Europa ha invertido en estas becas sólo 930 millones de euros. Para los próximos seis años, está previsto multiplicar la inversión hasta los 3.100 millones de euros. Sale barato. Especialmente si se compara con lo que gastamos en ayudas al campo. La Política Agraria Común, consume cada año cerca de 50.000 millones de euros.

También podría hablar de lo poco balanceadas que están: se da el mismo dinero a alguien que va a Praga que a alguien que va a Joensuu, por ejemplo. Y el nivel de vida de ambos sitios ni se le parece. Como bien dicen, más tendrían que becar a los que se van fuera.

Además, si queremos ser una Europa unida, nada mejor que conocernos entre nosotros desde que somos jóvenes. Nuestras diferencias y culturas nos enriquecen a todos, y qué mejor que conocerlas para unirnos y, de este modo, ser una verdadera unión europea. A mí al menos me ha pasado así.

Y ahora que nos entra la morriña, unas fotos de Erasmus

Erasmus Joensuu 2006
Erasmus en la segunda mitad

Michel Miguel Yo
Erasmus trío #2

De Fiesta
Fiesta en Suvikatu

Erasmus trio
Erasmus trío

Recién llegados
Primera fiesta

No podían faltar
No podían faltar Marta y Raquel

Y ya de paso con los Erasmus de este año:

erasmus 2007

erasmus 2007

Si falta alguien lo siento, pero son en las que sale más gente. Si tuviera que poner fotos de todos vosotros no acabábamos, pero sabed que ha sido genial conoceros a todos. Y las fotos estan todas cogidas de otros post, así que sabed que estáis por ahí 🙂



Osos en Finlandia

Ayer, a raiz de este comentario acabé en una conversación sobre osos y los distintos nombres que se les dan en finés, así como su importancía en mitología finlandesa.

El oso está considerado como el más sagrado de los animales, mágico y poderoso, es temido y respetado. Creían que los osos venían del cielo y tenían el poder de reencarnarse. Además, se creía que decir su nombre traia mala suerte, si se decia te podría visitar. Por ello para referirse a él, se usaban eufemismos. Otso, Ohto, Kontio, metsän kuningas (rey del bosque), nalle (osito), mesikämmen (patas de miel), son algunas de las formas para el espírutu al que no se nombraba directamente. También se referían al espíritu del oso como amigo, hermano, tio o primo del bosque o se buscaban formas de evitar incluso nombrarlo indirectamente.

karhu

Un oso nunca se cazaba, solo «se le reducía», y a continuación, se llevaba a cabo un ritual para enterrarlo, Peijainen. En este, una gran parte de las celebraciones consistían en demostrar su respeto al espíritu oso así como convencerle de que había muerto accidentalmente y no le habían asesinado. Querían hacer al oso feliz para que se reencarnara en el bosque.

Al final del ritual, la cabeza del oso, que es donde creian que residía su espíritu, se ponia en lo alto de un arbol o palo largo donde los carroñeros se la comian dejando solo la calavera que era venerada. Además el craneo se ponía en un lugar alto para así devolver el alma al cielo, desde donde el oso podría volver y reencarnarse.

Se consideraba al oso como un hermano, por lo que comerse su carne era considerado canibalismo, por esto, se hacía un elaborado ritual por el que se convertía simbólicamente la carne en la de otro animal, como venado.

En la actualidad una razón por la que la imagen del oso no es muy agradable es que se usa para representar al recaudador de impuestos, con una gorra y una gran bolsa de dinero. Me imagino sin embargo que este oso es más apreciado por los finlandeses:

Fuentes: