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Besos en la mejilla: problemas de saludo en el norte de Europa

Hay cosas que uno lleva por dentro. Comportamientos que de interiorizados nos salen mecánicos. Cosas como saludar a cualquiera que esté dentro de un portal sea quien sea y también… dar dos besos en la mejilla a las señoritas.

La etiqueta de los saludos en Finlandia

En Finlandia, como supondréis, no es muy de recibo eso de ir dando besos a diestro y siniestro. Hay una especie de «perímetro de seguridad» que sin un mínimo de confianza no puede alcanzarse. Es esa clase de cosas que es violento para ellos (ya que, igual que los abrazos, en público no se hacen [1]) y que como nostros lo llevamos tan adentro sólo puede haber un conflicto. Gracioso, pero conflicto.


Beso inocente en la mejilla. Fuente (CC: by)

La manera correcta – para los finlandeses al menos – de conocer a alguien o al verlos de nuevo es darse la mano. Sea hombre o mujer. Una etiqueta correcta en general, como digo, pero a mí siempre me gustó más el dar dos besos a las mujeres y la mano a los hombres.

Pero al final los besos en la mejilla perduran

Sólo después de mucho tiempo uno consigue cambiar la costumbre de toda la vida por otra que nos puede parecer rara, el dar la mano a una señorita cuando te la presentan. Después de un tiempo, no obstante, y cuando ya se ha ganado un poco la confianza y se sabe que no se hace con aviesas intenciones sino como algo normal, los besos en la mejilla ya no son tabú. Pero eso sí, sólo con gente con la que tienes confianza y nunca cuando te presentan a alguien.

Igualmente, alemanes y otros habitantes de los países nórdicos [2] no tienen la costumbre de los besos. Los polacos y los rusos, sin embargo, dan uno más que nosotros y es algo a tener también en cuenta cuando saludas a alguien.

Una maraña de besos y rituales de saludo es el Erasmus y el irse a vivir fuera de España. Y como siempre lo mejor es conocerlos todos y usarlos en su debido momento.

¿Lo más extraño? Que al llegar a España a veces empiezo a darle la mano a las señoritas y de repente todos nos sentimos violentos, de nuevo. Necesito al menos un día para ajustarme de nuevo a la costumbre del saludo y que no parezca que lo hago porque no me cae bien a quien estoy saludando y por eso le hago el desaire de no dar dos besos en la mejilla.

Lo que se dice des-integrarse de una cultura.

¿Tienes alguna historia similar con los besos en la mejilla fuera de España? Cuéntanoslo en los comentarios.

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