¿Qu’és lo qu’es?

La semana pasada salió publicado en la prensa finlandesa un artículo bastante curioso. Al parecer, se importaron a Finlandia unos pepinos procedentes de España. Esos pepinos venían envasados al vacío en fundas de plástico, al más puro estilo finlandés.
Un tiempo después, alguien compró uno de esos pepinos, se lo llevó a su casa, y antes de que lo abriera, nació algo agusanado de su pepino.

El pepino en cuestión. Fuente: Aamulehti

Como los finlandeses son muy serios y rectos para todo, el que compró el pepino no lo tiró a la basura, si no que se lo llevó a EVIRA, la institución finlandesa que controla y regula la calidad de la comida. Esta institución analizó el organismo que había nacido en el pepino. Los biólogos no pudieron identificar de qué se trata, así que han enviado muestras del bicho a la institución que se encarga del control de la calidad de las plantas en Finlandia. Si ellos tampoco consiguen averiguar qué es, contactarán con el gobierno español para intentar salir de dudas.

El periodista que escribe esta noticia del Aamulehti se pregunta si los biólogos finlandeses han descubierto un nuevo organismo.

En cualquier caso, lo que a mi me resulta llamativo es el lío que se ha organizado porque uno compró un pepino en mal estado. Sin duda está muy bien que se tomen las cosas en serio, ¿pero no es exagerar consumir tanto tiempo y recursos del Estado en un pepino que cuesta un euro a lo sumo? ¿O lo hacen porque es la apuesta de Finlandia para conseguir un Nobel en Biología en 2009?

Al leer esta noticia, he sentido que el Estado finlandés podría dedicar el dinero de los contribuyentes a algo, que en conjunto, beneficie de forma más significativa a un mayor número de finlandeses. Por ejemplo, desde hace unos 15 años se está probando la radioterapia con protones, en lugar de fotones como hasta ahora. Se ha demostrado que este tratamiento es muy efectivo para tratar ciertos tipos de cáncer, y que además reduce significativamente las lesiones producidas por la radiación en el tejido sano. Hasta ahora, solo EE.UU., Francia, Alemania y Sudáfrica disponen de un aparato para tratar a enfermos de cáncer con protones. España tendrá su propio aparato en Valencia a partir del año 2011. Me pregunto si no sería más útil que los finlandeses ahorraran un poquito en cosas como los gusanitos de este post, y lo inviertan en aparatitos como el que os acabo de contar que son muy caros.

La reflexión que acabo de hacer no pretende ser una crítica contra el Estado finlandés, sino que expresa mi inquietud por las escalas de valores que tenemos. A mí me molesta muchísimo cuando encuentro un tomate podrido entre los que acabo de comprar, y en esos momentos me gustaría tener la ocasión que tuvo este comprador finlandés. Pero si lo pienso despacio, no estoy tan segura de que sea buena idea. Y a vosotros, ¿qué os inspira esta noticia?