El significado de «Joroña que joroña»

Ayer por la noche fuí a una fiesta en casa del lituano Adomas, apodado cariñosamente «sAdomas». Mientras hablaba con Rubén, Sophía y Katarina, éstas hicieron un aparte para contarse algo en griego. Mientras se estaban contando lo que fuera, sonó en la conversacion «Joroña Joroña«.

Rubén y yo, al momento nos miramos y nos empezamos a reír. – «¡Joroña!» – decíamos.

El significado de «Joroña»

Hacía mucho que no me acordaba yo del anuncio de yogur griego y la cosa me hizo bastante gracia. Sophía, que no era la primera vez que alguien se reía por lo de Joroña, parece ser, se rió también y nos explicó lo que la expresión significa. Su significado es, o la expresión quiere decir, lo siguiente: Hace mucho tiempo (o hace tiempo).

Osea, le pregunté, ¿Al principio de las pelis de Star Wars lo que dice es Joroña que Joroña?
«Sí», me respondió.

Una gran expresión, aunque quizá no tan grande como las 10 palabras maliterpretables en finés. Porque ¿quién no es fan de Mette Mannonen?

Esta mujer dice: Joroña que Joroña
Esta mujer griega seguro que ha dicho «Joroña que Joroña» alguna que otra vez. Fuente (CC:by-sa)

Desde entonces no he vuelto a escuchar la palabra. Desgraciadamente ya no sigo en contacto con la gente griega que conocía por aquel entonces y éstos no han sido reemplazados por otros.

El único griego con el que he seguido teniendo contacto era un compañero de trabajo aunque no se lo he oído (todavía) decir. Ni en Grecia cuando voy de vacaciones, aunque sigo con ganas de escuchar la dichosa palabra.

¿Te ha sorprendido el significado de esta expresión griega? ¿Hace cuánto que la oías? Yo unos cuantos años ya, pero siempre que la escucho se me escapa una sonrisa.

Seguramente los griegos como Sophia ya sepan por qué nos reímos los españoles de ello y al parecer les hace gracia que conozcamos este pequeño pedazo de su tierra.

Si te gustan los nombres graciosos, aquí van unos cuantos:



Sauna finlandesa: cómo es y cómo usarla como un profesional

Por fin lo que esperábais: un post sobre la tradición del país nórdico por excelencia. La sauna finlandesa.

Mujer en sauna

No se sabe quién inventó la sauna, pero sí sabemos por qué se inventó.

La historia de la sauna

La sauna finlandesa surgió como una manera de darse una ducha cuando el agua estaba completamente helada. Lo que es el pan nuestro de cada día en Finlandia.

Antiguamente se calentaba una sala de madera (en otras palabras: de lo que había entonces) y una caldera calentaba también un recipiente con piedras encima.

Entonces, se tiraba el agua (o el hielo…) a las piedras y ésta se evaporaban produciendo así algo de humedad y haciendo sudar a los interfectos que estuviesen dentro.

Los usuarios podían así restregarse y limpiarse después de un día de lucha contra los elementos.

La sauna hoy en día

Hoy en día las estufas son eléctricas, aunque en las cabañas finlandesas suelen tener saunas tradicionales. Las eléctricas suelen ser más comunes en las casas (aunque en Ranta-mutalantie, la calle de al lado, parece haber muchas casas con su propia sauna finlandesa tradicional).

Ahora la sauna es simplemente para relajarse. Y la verdad es que se consigue bastante bien.

Una sauna en un hotel finlandés. Fuente (CC: by-sa)

Cómo usar (bien) una sauna finlandesa

Preparación y empezar

  1. Hay que encender la sauna alrededor de una hora antes de usarla, porque el pequeño radiador que hay en la sauna tarda bastante en coger la temperatura adecuada.
  2. Una vez que está entre 80 y 100º centígrados – tal como debe ser para ser considerada sauna finlandesa – uno se desnuda, se da una ducha de cuello para abajo (es poco recomendable, según me han dicho, para la salud del pelo mojárselo también) y se mete dentro.
    (opcional es desnudarse, claro, pero personalmente creo que es altamente recomendable, ya que sino la toalla o el bañador que lleves apesta a sudor y realmente porque es el modo en el que se toma la sauna)
  3. Algunos finlandeses (el modo finlandés típico es) coger una rama de un árbol con hojas amarillas (Miguel siempre me dice el nombre y yo siempre me acuerdo) y llevártela a la sauna. En ella te das unos golpecitos suaves por todo el cuerpo con ella, supongo para que se perfume un poco el cuerpo.

Pequeña pausa y repetir

  1. Después de unos cuantos minutos uno se sale de la sauna y se va a la ducha (fría) si hay ducha o se tira al lago o se mete en un hoyo en el hielo (dependiendo de lo que haya a mano), refrescándose.
  2. Repetimos los pasos anteriores unas dos veces más. Las duchas nunca han de ser con jabón.
  3. Cuando nos vamos definitivamente de la sauna es altamente recomendable que además de la ducha se use algún tipo de jabón, lavándose bien todo el cuerpo.

Mi receta personal incluye que, al llegar a casa, se ponga música relajante (últimamente para mí esta o esta), algo de beber – ahí a tu gusto – velitas e incienso. Bastante bueno, me permito decir.

Ahora algunas fotos de la sauna finlandesa que tengo alquilada los sábados:

La sauna finlandesa
La sauna, vacía.

Una sauna finlandesa desde fuera
Desde fuera

Radiador en la sauna
El radiador con las piedras a las que se le echa el agua

Cubito
El cubo con el cazo, para ir echando el agua

Palangana
Si además de la ducha de agua fría encima te metes en la palangana de agua helada, te refrescas del todo

Una pequeña historia que me pasó en la sauna finlandesa

Recuerdo hace algún tiempo en la Sauna Party de Computer Science. Es un lugar donde, básicamente, puedes verle la cola a tus profesores y compañeros. Compañeros nerds, por cierto.

Yo, como es habitual, llegué un poco tarde y me tocó darme una sauna solo.

Al poco tiempo de estar ahí, entró un ruso. Alto, metro ochenta, corpulento y con un corte de pelo bastante horrible.

Lo primero que me dijo es que a él no le gustaba mentir en la sauna.
— Ahhh. Pues vale– Pensé. Y también «¿habrá sitios en los que le gusta mentir?»

Y se puso a echar cazos de agua. Tres seguidos. Después se puso en la postura del loto para relajarse y treinta segundos después echó otros tres cazos.

Claro, así no había quien respirara, pero el tío estaba super agusto, o eso parecía.

Yo me tuve que salir y un tiempo después, hablando con Iker, me contó que jamás hay que darse una sauna finlandesa con un ruso.
Si lo haces te expones a participar en un juego de hombría a ver quién aguanta más en la sauna. Algo que puede acabar mal.

La sauna: mejor para relajarse

Aprended de este error: la sauna es para relajarse. Está bien hacerlo con amigos (yo lo prefiero) pero si vas solo al menos puedes poner tú el ritmo.

Los beneficios de la sauna finlandesa son la mejora el riego de la sangre, y al menos a mi me calma los nervios.

Por cierto, hace un par de días llegó la nieve y nadie espera que se vaya hasta abril-mayo, de modo que hoy será el primer día en el que en vez de ducha de agua helada al salir de la sauna salga a la nieve a echármela por encima (tiempo al tiempo, pero no me voy de Finlandia sin meterme en un agujero en el hielo después de una sauna).

Sé que queréis fotos de culitos desnudos. Las tengo, pero no las pondré. Mejor lee estas tres historias de sexo en la sauna (aunque no confirmo ni desmiento que una sea mía)

En realidad es mejor así.

Lo que sí te dejo son otros posts sobre Sauna Y Finlandia que te serán útiles:



Rusia(6)

Después de dar un paseo por la Sangre derramada volvimos al bus y seguimos con el tour. Desde el bus vimos también la llama eterna, que creo que recuerda a los caídos de la segunda guerra mundial, pasamos después por los Sama Gardens, unos jardines que hay enfrente del río poblados de estatuas de corte italiano renacentista (de hecho fueron construidas por un italiano del renacimiento).

Al otro lado de los Sama Gardens podía verse la fortaleza de San Pedro y San Pablo. Cruzamos el río e hicimos otra parada cerca de ella.

Me han dicho que en la marina rusa se liga mazo
La fortaleza es lo que se ve al fondo

Como en todos los lugares en los que parábamos, había un grupo de rusos con sombreros rusos de todo tipo, como el que se ve en la imágen de arriba, de los típicos con pelo por todas partes que siguen llevando realmente los rusos (se ve sobre todo el los soladados del ejército) o de los que se podían ver en la segunda guerra mundial (tipo el que llevaba Jude Law en la película Enemigo a las Puertas), estos últimos forrados de pins y con parches de la marina y el ejército del aire rusos. También traían bolsas de Matriuskas a buen precio pero no tan buena calidad como las de los puestos y sets de postales de la ciudad. Siempre había alguien que compraba algo y regatear se convirtió en algo bastante divertido.

Junto al Neva
Junto al Neva
Al lado de donde nos paramos esta vez también se erigía el puente más famoso de San Petesburo, que puede verse en la imagen detrás de mí y que, según nos contaron, por las noches se levantaba y si te quedabas al otro lado no podías volver .

Esta es la foto del puente levantado (no mía, yo no lo llegué a ver levantado).

Después de montarnos otra vez y dar un par de vueltas más por San Petesburgo sin nada especialmente remarcable el Tour terminó en la plaza principal de la ciudad, donde se encuentra el museo más famoso de Rusia, el Hermitage (también conocido como el Louvre Ruso).
Antes de despedirse de nosotros la guía de la visita nos dijo que uno podía pasarse días enteros viendo todo lo que había en el Hermitage (cierto, si atendemos a cómo es el edificio desde afuera), y que su recomendación personal es que fueramos directos a la planta segunda para ver los cuadros del renacimiento por allí, además de algo impresionista.

Nos bajamos del bus y fuimos para allá.

Plaza del Hermitage

Plaza del Hermitage

Haciendo el tonto
Haciendo el gamba

En el Hermitage se puede entrar si eres estudiante gratis, presentando una tarjeta de estudiante. Al entrar nos encontramos con un grupo de soldados rusos en la puerta y nos hicimos una foto con ellos.
De hecho, en vez de cabrearse, hasta nos prestaron alguno de sus gorritos para hacernos las fotos con ellos.

¿Quién se ríe de quién?
¿Quién se esta riendo de quién?

Estoy por alistarme...

A la hora entrar vimos que el museo estaba lleno de los típicos grupos de niños del colegio, todos con sus profesores con cara de rusos. Nos pusimos en la cola de los tickets y me di cuenta de que no tenía el carnet internacional del estudiante y aún no me había llegado el carnet de la uni de Joensuu. Además pensé que cómo demonios iba a saber la taquillera rubia con el pelo rizado que el carnet era de estudiante y no del Jippo Joensuu, de modo que cuando me tocó el turno le enseñé el carnet de descuento en los trenes de Finlandia y me dió mi ticket gratis.



Rusia(5)

Después del Marstall (nos fuimos a horas decentes para poder ver San Petesburgo al día siguiente) fuimos a por un taxi, cometiendo el error de coger uno de los taxis ilegales que había aparcado fuera (coger un taxi enfrente de un sitio para turistas es clavada segura). Después de lo que pareció una carrera por las calles de San Petesburgo casi a cien por hora llegamos del nuevo al hotel Sovetskaya.

Por la mañana me levanté a horas tempranas para ir al desayuno y de ahí hacer el tour en bus por la ciudad.

Desde la ventana
San Petesburgo desde el Sovetskaya

Acto seguido y con un poco de resaca (hangover, palabra útil en inglés) de la mezcla de cerveza y vodka fui a desayunar, arramplando con la pésima comida que allí había porque era lo único que había. Crosissants rancios, dos tazas de café malo, tostadas sin tostar y algún bollo horrible fueron mi desayuno. Después de eso, a por la mochila del día y al autobús a hacer las visitas de rigor.

Fui el último en llegar al bus y después de eso arrancamos. Había una guía turística, creo recordar que llamada Nina que nos íba explicando cosas de San Petesburgo, como que antes fue Leningrado (pero no Stalingrado, como se puede leer en muchos sitios; Stalingrado fue Volgogrado), como que las casas están descascarilladas por estar construidas después de la guerra y que aunque los pisos sean una basura se paga una millonada por ellos, y la mayoría de los rusos no pueden costearselos.

Durante el tiempo en el que estuvimos en el bus la guía iba señalando a izquierda y derecha y explicando cosas, y cada cierto tiempo hacíamos una parada de unos cinco minutos, en los que todos bajábamos a ver algo especial de la ciudad, mientras la guía nos explicaba las cosas más interesantes del lugar y después teníamos tiempo para sacarnos unas fotos.

La verdad es que no me gusta nada esa manera de ver ciudades, todo de pasada y sin poder quedarte con los nombres de las cosas que has ido viendo porque las has visto treinta segundos. La parte buena es que no te dejas en el tintero casi nada, pero no ves nada en profundidad; no pasas tu tiempo como quieres, te lo dan en un formato cerrado de lo tomas o lo dejas. Es una verdadera lástima pero el viaje era así. Luego tendríamos algunas tardes libres para ver más cosas si queríamos.

La primera parada de la gira fue la catedral de S. Isaac, iglesia reconvertida en museo, como casi todas las que hay en Rusia, aunque algunas de ellas aún ofrecen servicios religiosos una vez a la semana.

St. Isaac.

Ei, que tipo mas guapo.

De ahí recogimos y seguimos andando por la ciudad, pasamos por la calle principal de San Petesburgo, toda blindada de tiendas a ambos lados, y llegamos aquí:

Spanish group
San Nicolás, bastante bonito. Los de la foto todos españoles.

Una vez más nos metimos en el bus y pasamos frente a los campos de marte de San Petesburgo, cerca de la catedral de la Sangre Derramada. Allí hicimos una parada de unos minutos para sacar fotos y ver un poco las tiendecitas.

Florian y yo.
La catedral de la Sangre Derramada tiene su nombre porque fue asesinado allí en zar Alejandro Segundo, y, como dije antes que era común, hay un museo dentro en el que hay que pagar por entrar con descuento para estudiantes y al que no entré.

Enfrente de la catedral había unos treinta puestos de Matriuskas y material ruso vario del que no hice uso en las varias veces en las que estuve allí, pero que tenían de todo lo que uno quisiera comprar típico ruso.
Puestecillos