Hoy

Porque más bien llegué a las doce de la noche a casa (hora española!). En el avión me tocó ver cómo se hacía de noche un momento antes de aterrizar en Barajas (¿un país con noche? ¡Pero esto qué es!), pero la cosa no fue tan mal después de todo, contando todas las horas de esperas en aeropuertos que es, en definitiva, lo que menos me gusta de viajar.

Por la mañana se me cayó el todo el equipo al suelo cuando tuve que despedirme de Joensuu, mientras pasaba por delante del cartel de la estación de Joensuu con el nombre de la ciudad. Después, viaje aburrido en tren, donde uno tarda lo mismo en cubrir los 500 km que hay entre Joensuu y Helsinki que los otros 2500 que hay entre Helsinki y Madrid, con parada en Ámsterdam inlcuida.

Bye bye
Estación de tren de Joensuu

En el tren Esther me llamó y me previno: a ella le hicieron pagar el sobrepeso. Al final fueron 7 kilos de más por 35 euros. Yo me temía ya lo peor, pero al llegar y facturar no me dijeron nada y pasé con cinco kilos de más. La diferencia, probablemente, fuera la compañía: Esther fue con Finnail y yo con KLM, que siempre me ha dejado pasar de más sin problemas.

Una vez pasados los controles me fui con Esther, que estaba en e aeropuerto desde hacía unas horas. Esperamos su cola del avión juntos y la puerta de embarque de al lado llevaba a… Joensuu. Queríamos meternos en ella pero no pudimos. Así estan (son) las cosas. Un beso, un abrazo, un buena suerte y hasta luego y se metió al avión.

Llamé por teléfono mientras esperaba por mi avión para gastarme parte del saldo del móvil que aún me quedaba (aún me quedan 21 euros con algún céntimo, la vendería por unos 15: se mire por donde se mire es todo un negocio) y cuando necesité las dos manos para el equipaje tuve que decir que ya hablaríamos hoy por webcam.

Un avión, un retraso y otro avión después llegué a Madrid-Barajas a las 23:15 y nada más bajar del avión el siempre atento Josele me llamó para darme la bienvenida al país. No me perdieron nada del equipaje y mis hermanos estaban en mangas de camisa esperándome fuera (yo aún llevaba mi nuevo abrigo de la second hand) y directos a casa a descansar de un día duro.

¿Y qué me encuentro al llegar? Dos retransmisiones en directo (dos canales distintos, se entiende) del entierro de Rocío Jurado y hoy en las noticias abren desde lo que debe ser su pueblo para dar las noticias. Lamentable, creo yo, pero no sorpresivo.

Estoy en casa de mis padres, no en la mía, y eso me da pena…
¿Habrá depresión post-erasmus? Espero que no, sino que me ayuden las que tienen experiencia: Marta y Raqueliña, estoy deseando veros.