Cosas que echo de menos en el extranjero (3): El agua del grifo

El agua del grifo y, sobre todo, el sabor que tiene en España.

He tenido suerte, no obstante, de haber estado de Erasmus y de Leonardo en dos paises en los que se podía beber sin ningún riesgo el agua del grifo (nada que ver con la vez que viajé a Rusia, cuyo agua del grifo era de color… marrón).

Porque la de España (bueno, aquí hay que reconocer que el sabor del agua varía entre comunidades autónomas) es un agua que ni tiene mucho cloro ni demasiada cal, y al menos las del Canal de Isabel II que nutren la comunidad de Madrid son de una muy buena calidad.

A este respecto, la de Finlandia era también buena, pero tenía ya un regusto raro al que había que acostumbrarse. En Alemania, por el contrario, tiene demasiada cal y al salir de la ducha más vale ponerse algo de crema hidratante si uno quiere poder moverse sin que la piel se le quede tirante. Y eso, sin contar el sabor del agua. Que una cosa es que sea agua apta para el consumo humano y otra diferente el que no haya que hacer una mueca de disgusto cada vez que se bebe. O eso creo yo.

Agua finlandesa
Agua finlandesa. Y tras esa sencilla manguera que veis ahí, hay toda una historia que llevaba tiempo sin recordar.

Bonus: Elvis Presley – Bridge over Trouble Water.pm3